jueves, 21 de noviembre de 2013

Desde Wuppertal, a vista de pájaro

¡Hola amigos!

Os escribo desde Wuppertal. Bueno en realidad escribo desde el cielo de esta ciudad del norte de Alemania, pulcra y ordenada como suelen serlo las ciudades de por aquí. Y no, no es que haya aprendido a volar…, ni estoy practicando uno de esos deportes de riesgo que están tan de moda.

El motivo de mi viaje ha sido, como casi siempre, una tarea profesional. En este caso, obtener la autorización para poder reproducir y vender copias de cuadros por Internet. En efecto, he recibido el encargo del director de MFE-@rte en la red. Dicha empresa está organizando un museo-tienda en Internet. El objetivo de esta empresa es vender buenas reproducciones de cuadros de grandes maestros. Entre las obras elegidas se encuentra el cuadro de Kandisky titulado Casas de Múnich. Por lo tanto, he tenido que hacer las maletas y volar hasta mi destino, Wuppertal, para ponerme en contacto con los  encargados de gestionar estos temas en el Von der Heydt-Museum, ubicado en un gran edificio de aspecto serio y noble que fue el ayuntamiento de la ciudad hasta que en 1902 se convirtió en museo municipal.

Si digo que os escribo desde el cielo es porque estoy redactando estas líneas desde un tren colgante ligero, una especie de teleférico, pero con vagones más grandes, que aquí utilizan como medio de transporte habitual. Se trata de un caso único en Europa. Es verdad que teleféricos hay en muchas ciudades, pero no con las características de este. Realiza un recorrido de más de trece kilómetros, buena parte de ellos por encima del río Wupper, cuyas aguas estoy viendo ahora mismo bajo mis pies.

Es una gozada poder leer el paisaje urbano desde este tren volador, ver cómo van desfilando las calles y las casas, los grandes edificios y los parques. Tienes la impresión de viajar sobre una gigantesca maqueta. Y puedes seguir el curso del río e incluso distinguir, allá abajo, un grupo de patos nadando en  un remanso.


Bueno, debo dejar de escribir porque en breve llegaré a mi destino. Debo confesaros que otra vez mi trabajo me está proporcionando la ocasión de conocer un nuevo lugar que me hace sentir una ciudadana del mundo.


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